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Autor: Víctor Barreda

Este será mi primer artículo de participación en este medio electrónico, tenía tiempo de haberme retirado de plasmar mis ideas y comentarios en temas que dan una idea fresca de lo que nos está sucediendo como sociedad.

Si vas a leer mis notas, quiero agradecerte tu tiempo y pedirte que lo hagas con apertura para comprender que esto solo será mi punto de vista; yo nunca pretenderé narrar la verdad absoluta, porque ello es imposible. Y ya me daré el tiempo para escribir otra nota al respecto, por ahora deseo iniciar con este tema que quise titular de esta manera para llamar tu atención; ya que estamos viviendo un tiempo de turbulencias sociales.

Este tiempo ya ha venido surgiendo desde que la humanidad tomó conciencia de su capacidad de creación y transformación en el mundo que habita.

Habitar y vivir son dos términos que conviene cada uno de nosotros defina y establezca sus parámetros. Así, será más fácil comprender algo tan complejo como lo que nos está sucediendo en la llamada era de la información.

Iré directo al tema para apoyarte a que desarrolles tus propios conceptos y así recuperemos de alguna manera el amor a la sabiduría interior. Pensar sobre lo que te sucede es un compromiso pero también es un derecho y una obligación que darán frutos de sabiduría y autoconocimiento.

Hay tanto que decir sobre cada palabra o tema que va surgiendo mientras redacto esto, pero espero comprendas que no puedo detenerme en definir cada concepto, sino más bien confiar en que tus conceptos de cada una de mis palabras están alineados para provocar un mensaje de bienestar e inquietud sana para conocer más y mejor al respecto de lo que hoy te expongo.

Dicho todo esto suelto el mensaje central de este artículo para juntos comentar del tema:

“La comunicación nos está intoxicando y hemos dejado de dar significado al mundo de las formas o cosas”.

Tomando la metáfora Bíblica de cómo Dios presenta a Adán a todo lo creado para que le dé un nombre. Así, se ha presentado el Universo hasta ahora en todo momento y ha sido nombrado todo lo que se ha descubierto. Cada cosa animada o no, va siendo nombrada por la humanidad. Todo tiene un nombre y se le asigna un significado que cada uno de nosotros decide, pero ahora hay una gran información al alcance de todos.

Fetichistas de la información y datos es lo que está imperando en nuestro tiempo. Le hemos otorgado virtudes extraordinarias al cultivo de datos que en muchas formas desperdiciamos y dejamos ir sin provecho alguno. Las cosas y muchos objetos han dejado de significar en nuestras vidas, llegando el final de las cosas, el final de tesoros simbólicos de familia y personales. Hay un sentido de urgencia en el tiempo presente que nos está llevando a dejar de significar, y me permito escribirlo en plural porque es algo social lo que está sucediendo a la “humanidad moderna”.

Incluso las cosas y acontecimientos que vivimos en las grandes ciudades y poblaciones conectadas por las tecnologías, comienza a pregnar una falta de tiempo, una idea o sentimiento de que el tiempo no alcanza, que ya no rinde como antes, y ello es signo inequívoco de que se vive bajo estrés, el gran fantasma del Siglo XXI.

Universo y Metaverso están como contrapuestos y solo son dos conceptos que convienen comprenderse como complementos. Son complementos del todo y es importante comprender ambos términos porque finalmente: las cosas significan lo que tú dices que significan.

Si las cosas han empezado a carecer de significado y ya, ese reloj de la abuela, la casa de tus padres, ese objeto o retrato que había pasado de generación en generación ya no tiene ningún significado, algo se está perdiendo. Y conviene tener cuidado en ello, porque en eso puede estarse perdiendo el significado de tu propia existencia.

La humanidad está perdiendo el sentido de lo que la misma definición conlleva al nombrarnos “seres humanos”, la obsesión urbana de grabar, filmar o almacenar datos sobre todo lo relacionado con la vida personal; y pensar que ello nos hace más atractivos e interesantes para otros, como una obsesiva necesidad oculta de aprobación nos lleva a mostrarnos como data sexuales, término acuñado por Dominic Basurto.

Una idea errada en almacenar la vida en redes sociales provoca que las vivencias naturales y experiencias en lugares y eventos, haya esa intromisión de la tecnología, que nada tiene que ver con el momento vivido y los sentimientos que la mente alberga.

Hoy en día existen aplicaciones en los celulares para recordar fechas, eventos o llevar agenda de actividades, hay aplicaciones que pueden archivar imágenes día a día de autorretratos o incluso fotografías de los alimentos que se van a consumir y publicarlos, con la idea de pertenecer algún grupo o comunidad como se dicen ahora tribus cibernéticas.

Yo disfruto de la tecnología y de la modernidad, hay cosas del pasado que también me gustan, finalmente cada quién elige que desea para su vida.

¿Tú qué piensas?

Víctor Barreda
Transformational LifeCoach

meetingcoachmexico@gmail.com


Mira la edición en la que aparece este artículo:

Edición 13, Febrero 2023

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