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La economía circular no debería de ser una moda, debe de ser un hábito, un estilo de vida.

El calentamiento global debería de ser una prioridad para los gobiernos actuales. Lamentablemente, los costos y acciones que se deben de realizar para evitar y revertir el calentamiento global, hacen que los gobiernos no tengan un área dedicada a este tema, principalmente en los países denominados de tercer mundo.

La economía circular es un modelo de trabajo que involucra la producción, consumo, reutilización y reciclaje de la producción y desechos que emitimos. Cada producto fabricado tiene un proceso, el cual consume recursos y al dejar de ser útil o funcional, se convierte en desperdicio. Antes de esto, fue embalado, generando aún más un desperdicio.

Afortunadamente, en los últimos años ha habido personas y organizaciones que buscan el cuidado y preservación de nuestros recursos naturales y medio ambiente. Hablar de sustentabilidad es mirar al futuro, dejar recursos y un medio ambiente sano para las próximas generaciones. Se estima que en un par de décadas superaremos los 9 mil millones de habitantes en el mundo. Teniendo esto en consideración, si los recursos actuales empiezan a ser justos para satisfacer nuestras necesidades, imaginemos cuando haya menos recursos y más personas.

Lo que busca la economía circular es trabajar bajo un modelo de recuperar, reutilizar y reciclar productos. Para esto, gobiernos, empresas, consumidores y sociedad, deben de trabajar bajo el mismo enfoque. Actualmente, la mayoría de lo que se produce es utilizado y desechado, creando desperdicio que deberá de acabar en algún lugar, siendo vertederos, mares, alcantarillas y vía pública los principales destinos.

La educación es fundamente, pues las generaciones en crecimiento deben ser educados con este enfoque. Se debe de priorizar la reutilización y reciclaje de los recursos en cada una de sus fases, tanto de producción como de utilización. Creando una cultura de este tipo, podemos frenar la explotación masiva de los recursos como lo es el agua, la madera, combustibles, etc.

Podemos empezar implementando un modelo donde los niños de casa se involucren. Teniendo en consideración los siguientes puntos:

  1. Reduce: Tal cual, vive con menos. Prioriza los productos que son duraderos sobre los desechables, por ejemplo: cambia toallas de papel por toallas de algodón, evita los plásticos de un solo uso (unicel, playo, etc.)
  2. Reutiliza: Cosas de uso diario tienen una segunda vida sin darnos cuenta. La ropa, por ejemplo, puede ser utilizada como trapo para limpiar, una vez que ha cumplido su ciclo. En caso de que sientas que puede seguir siendo usada pero no es de tu total agrado su estado, puedes donarla a instituciones que se encargan de llevarla y entregarla a quienes la necesitan.
  3. Repara: Hay muebles, electrodomésticos, ropa y utensilios que parecieran haber llegado al fin de su vida útil, pero en la mayoría de los casos no es así. Pintar un mueble maltratado puede ser una buena solución para seguir dándole uso. Si tu ropa se desgarró, llevándola a la sastrería podría seguir teniendo espacio en nuestro guardarropa.
  4. Cambia hábitosde consumo: No seas compulsivo, compra solo cuando sea necesario. La mayoría de los países tienen legislaciones para que los fabricantes sean claros con el tratamiento de sus productos una vez concluido su uso, para ello, es importante que pongas atención en sus especificaciones de reciclaje, sus componentes de fabricación y en algunos casos hasta los procesos. Promovamos los productos que son amigables con el medioambiente. Si basamos nuestro consumo bajo tres principios, podríamos tomar decisiones más fácilmente al comprar y consumir:
  5. Conservar, reponer y fortalecer nuestros recursos naturales: esto significa que nuestro principal enfoque deber ser la preservación de nuestro medio, en otras palabras, menos contaminación, menos desperdicio, menos explotación de recursos y más energías limpias.
  6. Optimizar los recursos: Un ejemplo, utilizar el agua con la que lavamos nuestra ropa para después ser utilizada en el inodoro. La cáscara de fruta y verdura puede servir de abono para plantas.
  7. Optimizar los medios de producción: reducir la contaminación a la hora de fabricar. Podemos impulsar el desarrollo de esta práctica, comprando y consumiendo productos que sean fabricados bajo procesos que tengan un bajo impacto en el medio ambiente.

La crisis ambiental a la cual nos enfrentamos actualmente, ha traído y seguirá arrastrando diversos problemas.

Principalmente son los siguientes:

Escasez, disminución o extinción de recursos naturales: la tala desmesurada de bosques y selvas, la extracción de agua de manantiales, ríos y lagos, la sobreproducción de productos, entre otras cosas, ha generado que flora y fauna se vean disminuidas, al grado de ser extinguidas. En varias partes del mundo ya se viven escenarios de escasez de agua, lo cual, es preocupante.

Cambio climático: Lluvias, nevadas, ondas de calor y frentes fríos han tenido cambios. Se han atenuado más, dejando destrucción, incomunicación, desabasto y fallecimientos en los lugares donde ocurren.

Desigualdad en la sociedad: solo los más ricos tiene acceso a los recursos cuando escasean. En una sociedad con problemas de agua, se le da prioridad a los que pueden pagar por ella, dejando vulnerables a los grupos sociales sin poder adquisitivo. En los alimentos pasa algo similar.

El cambio debe de iniciar como individuos, para después llegar al cambio social. La economía circular no debería de ser una moda, debe de ser un hábito, un estilo de vida.


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Edición 13, Febrero 2023

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