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Por Dr. Luis Ramón Álvarez

Una pregunta recurrente en mis seminarios de Alta Dirección y/o Liderazgo es hablar sobre estas diferencias.

Lo que los libros existentes hoy en día definen sobre el tema de qué es un jefe y qué es un líder varían según las perspectivas y las teorías de gestión. La sociedad, los expertos en liderazgo y las prácticas empresariales suelen tener influencia en estos dos enfoques:

A) El enfoque de un jefe que tiende a dar órdenes y supervisar el trabajo, Un jefe debe establecer expectativas claras, supervisar el trabajo de su equipo, proporcionar retroalimentación y resolver problemas para garantizar la eficiencia y el cumplimiento de los objetivos de la organización que dicta la Alta Dirección.
Podemos concluir entonces: “Un jefe de mayor Jerarquía pone a otro jefe”

B) El enfoque de un Líder es que inspira, motiva y guía a su equipo hacia un objetivo común.

Un líder debe establecer una visión clara, comunicarse efectivamente, escuchar a su equipo, fomentar la colaboración y brindar apoyo y orientación para alcanzar los objetivos del grupo.

Su equipo o grupo, lo reconocen y siguen.

Podemos concluir que lo siguen debido a sus habilidades, competencias y cualidades de liderazgo demostradas. “No suele ser designado directamente por alguien de mayor jerarquía”.

¿Entonces, a quién le debe lealtad un jefe y a quién un líder?

¡A quien lo puso o apoyó!

Al ver cómo se comporta una persona y a dónde dirige su lealtad, podremos observar indicios sobre si tiene más características de un jefe o de un líder. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la capacidad de liderazgo no se limita a una sola cualidad y puede variar según las circunstancias y el estilo de liderazgo de cada individuo.

Es posible que en situaciones donde un jefe es colocado por otro jefe y su lealtad se incline más hacia esa persona, pueda generar tensiones y debilitar la relación con su equipo. Es importante que un jefe encuentre un equilibrio entre sus responsabilidades hacia su superior y hacia su equipo, buscando el bienestar de ambos.

En la política podremos ver este comportamiento más fácilmente:

Se dice que, en un sistema democrático, los políticos son elegidos por el pueblo y se espera que sean leales a los intereses y necesidades de sus votantes, representando sus voces y trabajando en beneficio de la comunidad. Sin embargo, la realidad puede variar y la lealtad de los políticos puede verse influenciada por otros factores también.

Cuando un político es leal a los poderes fácticos* en lugar de a los intereses del pueblo, puede generar desconfianza y falta de apoyo por parte de la comunidad. Esto puede ser perjudicial tanto para el político como para la sociedad en general, ya que puede dar lugar a decisiones que no reflejen las necesidades y deseos de la población. Podríamos creer que tiene un jefe.

*Los poderes fácticos” se refiere a aquellos grupos o instituciones que tienen influencia y poder en la sociedad, aunque no estén formalmente constituidos como autoridades legales.

¿Podemos evaluar a un político de Líder o jefe, al ver este comportamiento?

El comportamiento de un político con relación a su lealtad hacia estos poderes puede ser un factor a considerar al evaluar su desempeño y su compromiso con los intereses del pueblo.

La actitud consistente y desproporcionada hacia los intereses de una persona o grupo con más poder en detrimento del pueblo, puede ser un indicio de que alguien lo puso, ya que no tiene un compromiso sólido con su comunidad. Sin embargo, es necesario evaluar otros aspectos de su desempeño y considerar el contexto antes de llegar a una conclusión definitiva.

El considerar el contexto implica analizar las circunstancias y presiones a las que un líder puede estar sometido. En algunos casos, un líder puede tomar decisiones estratégicas para proteger a su pueblo a pesar de aparentemente ceder ante las presiones de alguien más poderoso. Es importante evaluar el panorama general y los resultados a largo plazo antes de emitir un juicio definitivo.

La diferencia entre un jefe y un líder va más allá de su forma de trabajo. La lealtad y la capacidad de tomar decisiones basadas en el bienestar del pueblo o de personas u organizaciones con mayor poder, son aspectos importantes que debemos considerar al evaluarlo indicándonos si es un jefe o un líder.

La dificultad en las organizaciones es ascender a una persona como jefe y quiera quedar bien en todo con su equipo, pensando que es un líder distorsionando sus resultados. Por ello debemos entrenar con más precisión al comprender mejor las cualidades y responsabilidades de aquellos en posiciones de liderazgo y/ jefaturas.

Hoy en día el entrenamiento gerencial en GRUPO LIDEX para líderes y jefes incluye una discusión sobre la importancia de la lealtad y la toma de decisiones basadas en el bienestar de la sociedad. También exploramos como estas cualidades pueden afectar la percepción y la eficacia de una persona al creer que es líder cuando debe ser jefe.

Este enfoque en los entrenamientos fomenta líderes más responsables y comprometidos con su comunidad y jefes más ubicados en sus responsabilidades con sus jefes Organizacionales.

Esta lectura pretende se analice la diferencia entre un jefe y un líder que va más allá de su forma de trabajo.

Un verdadero líder es leal a su pueblo y toma decisiones basadas en el bienestar de su sociedad. La historia nos ha enseñado que la lealtad de los líderes puede cambiar debido a diversas circunstancias y presiones, pero es importante que aquellos en posiciones de liderazgo mantengan su compromiso con su comunidad.

Un jefe respetado es el que sabe responder a las directrices y objetivos de su alta dirección y sabe que es un “sándwich”. Al tener la responsabilidad de guiar y dirigir a un equipo, pero sin ser desleal a su jefe y Organización.

Dr. Luis Ramón Álvarez Aceves

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Edición 16, Octubre 2023

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